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PED21210.1177/1757975914537152A. MorganEditorial

Editorial Revisar el Modelo de los Activos: aclaración de ideas y términos Antony Morgan Cuando haces algo bueno tu cuerpo genera endorfinas. Te hacen sentir bien, más sano y feliz. Así que este es mi mensaje para todos ustedes: generen sus propias endorfinas. Eva Haller, 2014

Antecedentes El artículo “Revitalizar la base de evidencias para la salud pública: el modelo basado en los activos”, que vio la luz por primera vez en 2007 (1) formaba parte de un suplemento publicado antes de la celebración de la 19ª Conferencia Mundial de Promoción de la Salud, para analizar de qué modo la Carta de Ottawa ha influido en la evolución de la promoción de la salud. Básicamente, en vista de la presencia continuada del tema de las desigualdades en materia de salud en las agendas mundiales, el modelo basado en los activos (MA) se presentó como una forma de lograr que los responsables de elaborar las políticas, los investigadores y los profesionales de la salud pensaran y actuaran de manera diferente en su intento de mejorar la salud y el bienestar. Reconocía además que la teoría y la práctica del momento priorizaban de manera desproporcionada los enfoques orientados a solucionar problemas (enfoques patogénicos o basados en los déficits) en lugar de centrarse en lo que podría lograrse trabajando codo a codo con las personas y las comunidades para sacar el máximo partido de sus talentos y puntos fuertes (enfoques salutogénicos o basados en los activos). No obstante, también admitía que ambos enfoques no son excluyentes. Desde la publicación citada en 2007 ha aumentado el entusiasmo, la experiencia, y algunos dirían incluso el proselitismo (2), por la aplicación de enfoques basados en los activos en las políticas y en

la práctica. Por ejemplo, a escala internacional, el programa Salud 2020 para la salud y el bienestar de la Organización Mundial de la Salud (3) subraya la importancia de fomentar comunidades resilientes y de fortalecer sistemas de salud centrados en las personas para garantizar la salud. En su informe anual de 2009, el entonces Director Médico Nacional de Escocia, Sir Harry Burns, manifestaba que “necesitamos desarrollar una manera de mejorar la salud que haga lo posible por despertar los activos latentes en las personas, los cuales generan un sentimiento de control y de bienestar” (4). En la práctica, la obra Health Assets in a Global Context (Activos de salud en un contexto mundial) ofrecía un conjunto de ejemplos internacionales. Los ejemplos más recientes incluyen el trabajo de la Región Noroeste del Servicio Nacional de Salud británico Living well across local communities: prioritising wellbeing to reduce health inequalities [Vivir bien en las comunidades locales: dar prioridad al bienestar para reducir las desigualdades en materia de salud] (5) y el proyecto RIU que empleó herramientas de desarrollo comunitario basadas en los activos para mejorar los servicios y los entornos locales en un barrio socialmente desfavorecido y multicultural de Valencia (6). Ambos explican cómo las metodologías y las herramientas descritas en el MA se llevan a la práctica con resultados concretos.

Algunas críticas y retos Como siempre, cuando surgen ideas que se perciben como “nuevas” traen consigo confusión, interpretaciones erróneas o malentendidos respecto de los conceptos que se presentan y los argumentos en su favor. El discurso que ha surgido a lo largo de los últimos años sobre la utilidad de un enfoque basado en los activos incluye algunos de los temas siguientes: se trata de otra forma de denominar al desarrollo comunitario, es una ingenuidad pensar que podemos

Redactor adjunto por el inglés, Global Health Promotion; Glasgow Caledonian University, Londres, Reino Unido. Correspondencia a: Antony Morgan, GCU London, 40 Fashion Street, Spitalfields, London E1 6PX, UK. Email: Antony. [email protected] Global Health Promotion 1757-9759; 2014; Vol 21(2): 91­–94; 537152 Copyright © The Author(s) 2014, Reprints and permissions: http://www.sagepub.co.uk/journalsPermissions.nav DOI: 10.1177/1757975914537152 http://ghp.sagepub.com Downloaded from ped.sagepub.com at NORTH CAROLINA STATE UNIV on April 17, 2015

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vivir sin los enfoques basados en los déficits, solo por el hecho de implicar a la población, y todos los temas derivados de una definición simplista de lo que pueda ser de hecho un activo de salud. Asimismo, en su crítica de este enfoque, Friedli (2) argumentó que …su punto débil más grave ha sido su incapacidad de cuestionar el equilibrio de poderes entre los servicios públicos, las comunidades y los intereses empresariales. En este sentido, los enfoques basados en los activos suenan como el redoble de tambores que anuncia la retirada de los servicios públicos estatales legalmente establecidos y de la salud pública. (2:2) Sin duda la opinión expresada por Friedli podría suponer una amenaza a las potenciales ventajas para la salud que podrían conseguirse con este enfoque. Dicho esto, parece que existe el compromiso por parte de las políticas para poner en práctica y apoyar este enfoque, al menos a nivel de estrategia. No obstante, este compromiso político sólo establece el imperativo del cambio y el enfoque de los activos mantendrá su atractivo únicamente si podemos demostrar de manera fehaciente los beneficios de llevarlo a la práctica tanto en términos de salud de la población como desde el punto de vista económico. Por lo tanto, queda pendiente el reto de asegurar que las críticas o los puntos débiles que se detecten en él se tomen en serio y pensemos maneras de darles respuesta.

Explicación de los principios que apoyan su aplicación El MA estableció un marco para seguir un enfoque de salud pública (identificar el problema, analizarlo, implementar las acciones y evaluarlas) pero dentro de un planteamiento salutogénico. Al presentar las ideas del Modelo de los Activos durante los últimos años, se ha constatado la importancia creciente de formular un conjunto de principios que ayuden a explicar su intención para que su aplicación práctica logre el éxito que pretende. Principio 1: Priorizar los paradigmas teóricos positivos del bienestar Es bien sabido que los programas y las iniciativas que aspiran a promover la salud tienen más probabilidades de ser eficaces si se basan en una

teoría que sea capaz de explicar o predecir los caminos que llevan al resultado deseado (7). La salutogénesis formulada por Antonovsky (8) como teoría para orientar la promoción de la salud es un enfoque indispensable del modelo por una serie de motivos. En primer lugar, por definición ofrece una visión positiva de cómo generar salud. Ayuda a identificar las habilidades y competencias necesarias para que las personas gestionen y superen la cantidad de riesgos y de situaciones adversas que deberán afrontar a lo largo de su vida. En segundo lugar, ya existe una base de evidencia que demuestra la relación existente entre la idea básica de “sentimiento de coherencia” y el abanico de resultados de salud relacionados con dicho sentimiento (9, 10). En tercer lugar, ofrece un indicador intermedio para estimar la propensión de una persona a controlar su destino. Sin perjuicio de lo que acabamos de decir, existen además una serie de conceptos y teorías que pueden ayudar a explicar “la salud y la calidad de vida” que se solapan con la teoría salutogénica (11), algunos de los cuales pueden medirse de manera más directa. Principio 2: Implicar a las personas y a las comunidades locales de manera efectiva y adecuada para mejorar su salud El compromiso de escuchar a la población local y hacerle participar en todos los aspectos del proceso de desarrollo de la salud es de todos conocido y constituye un valor fundamental de las políticas de salud internacionales y de muchas de ámbito nacional. La premisa es que cuantos más programas de salud sean desarrollados con y por la población local, más probabilidades tienen de ser exitosos y sostenibles (12). Se argumenta que el beneficio que se logra en términos de salud a través de la participación es máximo cuando se plantea como un proceso que conduce al pleno control de la comunidad, en lugar de como una actividad aislada (12). Esta es la razón por la cual el Assets Based Community Development (ABCD) Institute (Instituto de Desarrollo Comunitario en base a los activos) ha sido decisivo a la hora de ofrecer herramientas prácticas para iniciar un proceso de estas características. Se trata de que los profesionales aprendan a preguntar a las comunidades qué es lo que tienen que ofrecer, y construyan y desarrollen las capacidades locales para la consecución de sus objetivos (13). Asimismo, dicho proceso ayuda a

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elaborar un inventario (o mapa de activos) de los puntos fuertes y los talentos de las personas que constituyen una comunidad antes de realizar la intervención. Cabe recordar que los mapas de activos por sí mismos no provocarán el cambio en una comunidad a menos que vayan acompañados de una visión predeterminada de la comunidad o una meta que permita que los activos se conecten en aras a un objetivo productivo. Principio 3: Conectar a la persona con la comunidad y con la sociedad más amplia Sin duda un elemento esencial y latente en el MA nos obliga a tomar nota de la afirmación de Putnam (14) sobre el deterioro del capital social en numerosas sociedades desarrolladas provocado por la pérdida de relación entre los miembros de la familia, los amigos y los vecinos y entre las estructuras democráticas que los sostienen. El MA subraya la importancia de las redes sociales positivas de diferentes tipos, formas y tamaños a la hora de lograr el desarrollo social, económico y de salud entre los diferentes grupos, jerarquías y poblaciones. Y con ello abraza la filosofía que está detrás de la idea del capital social de unión o intragrupal (bonding social capital) y el capital social puente o intergrupal (bridging social capital), que nos permiten reconocer la naturaleza y la estructura de la sociedad actual. Kim y sus colegas (15) estudiaron la relación del capital social de unión y del capital social puente con la salud y descubrieron que ambos eran importantes. La definición de comunidades debería ser amplia para poder abarcar el amplio abanico de grupos y redes sociales de los que las personas acaban formando parte. Tambien, los profesionales responsables de contratar las iniciativas basadas en los activos necesitan estar en condiciones de apoyar diferentes tipos de redes a través de una participación comunitaria efectiva y a su vez las comunidades necesitan aprender para que los procesos y mecanismos que hacen que algo concreto funcione queden documentados y se transmitan a un público más amplio. Principio 4: Trabajo pluridisciplinar de profesionales de diversa índole centrado en las decisiones El MA siempre ha aspirado a reunir una serie de ideas y de formas de trabajar que ofrezca la mejor

posibilidad de encontrar soluciones en el ámbito de la salud. Se centró en una serie de ideas clave, a saber, la salutogénesis, el capital social y la resiliencia, para ayudar a iniciar la formulación de una nueva taxonomía de la salud pública basada en los activos. Las disputas territoriales entre las diversas disciplinas de investigación suponen un obstáculo para desarrollar más a fondo esta taxonomía. Asimismo, la incapacidad o la falta de voluntad por parte de los diferentes grupos de profesionales (políticos, responsables de elaborar las políticas, investigadores y profesionales de la salud) para trabajar conjuntamente en beneficio de todos constituye un reto para el enfoque. En el nivel más básico, esto podría lograrse afirmando simplemente que el trabajo conjunto es fundamental para lograr el éxito. Llegados a este punto nos resulta útil el concepto de capital social, concretamente el de capital social de escalera (linking social capital), puesto que reconoce que para que haya una buena salud comunitaria, tienen que darse una serie de conexiones positivas entre los miembros de las comunidades locales y las instituciones que los gobiernan. El capital social de escalera se refiere a las relaciones entre estos grupos y su potencial de deshacer el desequilibrio de poder que podría existir entre grupos pertenecientes a capas sociales distintas. Principio 5: Asegurar la inversión mediante un enfoque basado en la evidencia que contemple diversos métodos La intención del MA fue siempre desmontar el mito de la investigación y la evaluación para los que se involucran en iniciativas basadas en los activos. Esto va a estimular un enfoque con diversos métodos y disciplinas que pueden contribuir a aumentar la base de evidencias imprescindible para mantener el interés y la inversión en él. Es preciso trabajar en dos áreas amplias de actividad. En primer lugar, a nivel individual, todavía hay mucho que hacer para comprender qué tipos de activos son importantes para garantizar el sentimiento de coherencia que nos hace más capaces de manejarnos en tiempos de dificultad, además de acceder a los recursos necesarios para tener éxito y –muy importante – desarrollar las habilidades sociales que nos permiten desear y ser capaces de contribuir a nuestras comunidades de interés. En segundo lugar, vale la pena señalar que la evaluación del IUHPE – Global Health Promotion Vol. 21, No. 2 2014

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funcionamiento basado en los activos ha quedado rezagada con respecto a la práctica del mismo. Ello, a pesar de la existencia de marcos y de conocimientos sobre cómo construir una base de evidencia que contemple diversos métodos (16) y que sea capaz de distinguir entre el qué, el por qué y el cómo funcionan para generar salud y todos los objetivos relacionados con ella. La Glasgow Caledonian University está colaborando con la Universidad de Alicante y la Escuela Andaluza de Salud Pública en España para elaborar agendas de investigación que atiendan a múltiples aspectos y que nos ayuden a llevar adelante estas ideas.

Conclusión Si bien la idea de los enfoques basados en los activos lleva varias décadas en danza de una forma u otra, el hecho de que la gente todavía no la conozca del todo, nos brinda una buena razón para presentarla de tal forma que se relacione con una práctica más amplia. Si seguimos los principios aquí descritos, ¡tal vez podamos agilizar el avance del modelo de los activos! Referencias 1. Morgan A, Ziglio E. Revitalising the evidence base for public health: an assets model. Promot Educ 2007; Suppl 2: 17–22. 2. Friedli L. ‘What we’ve tried, hasn’t worked’: the politics of assets based public health. Crit Public Health. 2013; 23: 13–145. doi:10.1080/09581596.2 012.748882 3. World Health Organisation. Health2020: The European policy for health and wellbeing. Copenhagen: WHO; 2012. 4. Burns H. Health in Scotland 2009: Time for Change. P15. Edinburgh: The Scottish Government; 2010. 5. NHS North West. Living well across communities: prioritizing well-being to reduce inequalities. Manchester: NHS North West; 2010. Disponible en: http://www.nwph.net/hawa/writedir/a862Living%20 Well.pdf.pdf (acceso el 30 de abril de 2014).

6. Paredes-Carbonell JJ, Aviñó D, Peiró R, Bosch C, Ramo I, Palop V, et  al. Projecte RIU: Un riu de cultures, un riu de salut. Una propuesta de intervención en salud en entornos vulnerables. Comunidad. 2011; 13: 34–7. 7. Judge K, Bauld L. Strong theory, flexible methods: evaluating complex community-based initiatives. Crit Public Health, 2001; 11: 19–38. 8. Antonovsky A. The salutogenic model as a theory to guide health promotion. Health Promot Int. 1996; 11: 11–18. doi:10.1093/heapro/11.1.11 9. Eriksson M, Lindström B. Antonovsky’s sense of coherence scale and the relation with health: a systematic review. J Epidemiol Commun Health. 2006; 60, 376–381. doi:http://dx.doi.org/10.1136/ jech.2005.041616 10. Eriksson M, Lindström B. Antonovsky’s sense of coherence scale and the relation with quality of life: a systematic review. J Epidemiol Commun Health. 2007; 61: 938–944. doi:http://dx.doi.org/10.1136/ jech.2006.056028 11. Erikkson M, Lindstrom B. Bringing it all together the salutogenic response to some of the most pertinent public health dilemmas. In Morgan A, Davies M, Ziglio E. Health assets in a global context: theory methods action. New York: Springer; 2010, 339–351. 12. Popay J. Community empowerment and health improvement: the English experience. In Morgan A., Davies M, Ziglio E. Health Assets in a Global Context: Theory Methods Action. New York: Springer; 2010, 183–196. 13. Kretzmann J, McKnight J. Building communities from the inside out: a path to finding and mobilising a community’s assets. Illinois: ABCD Institute; 1993. 14. Putnam R. Bowling alone: the collapse and revival of American community. New York: Simon and Schuster; 2000. 15. Kim D, Subramanian SV, Kawachi I. Bonding versus bridging social capital and their associations with self-rated health: a multilevel analysis of 40 US communities. J Epidemiol Commun Health. 2006; 60: 116–122. 16. Kelly M, Morgan A, Bonnefoy J, Butt J, Bergman V. The social determinants of health: developing an evidence base for political action. Final report to the WHO Commission on the Social Determinants of Health. Geneva: World Health Organization; 2007. Disponible en: http://www.who.int/social_determinants/resources/ mekn_final_report_102007.pdf?ua=1 (acceso el 30 de abril de 2014).

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